jueves, 31 de octubre de 2013

Historias de Halloween II

Hace un año, cuando acababa de entrar al instituto, llegó la semana de Halloween. Sabía que algo podía ocurrir, intenté imaginar algo; sangre en los lavabos, algún decorado... Pero no. Fue algo más tradicional, pero tan bien planificado que al principio ni se notó. Estábamos dándo clase, a fuera estába nublado y el pasillo estaba oscuro así que no entraba mucha luz. Mientras el profesor nos estaba explicando no recuerdo qué tema, llamaron a la puerta y entraron tres chicas. También entró una cuarta por detrás pero nadie se dió cuenta ya que todos estábamos pendientes de lo que venían a decir. Traían un cuaderno algo maltrecho y una preguntó que si ese cuaderno era de una tal Ángela Gómez, que si estaba en nuestra clase. Nosotros respondimos que no y de repente alguien apagó la luz. Otra de las chicas se apresuró al oirlo y preguntó extrañada el nombre de la dueña del cuaderno. Cuando se lo repitieron la chica dijo extrañada que no podía ser posible. Hace diez años Ángela Gómez fue una estudiante del instituto, ¡el mismo instituto donde ahora estudiaba yo!. Ángela era muy buena estudiante, era muy inteligente y estudiaba mucho pero todos la odiaban, la detestaban, se empeñaban en hacerle la vida imposible. Un día, Ángela, harta ya de tantas bromas de mal gusto, se encerró en los aseos de las chicas del gimnasio a llorar. Nunca salió. Un profesor, preocupado, fue al gimnasio a buscarla pero él tampoco regresó. Terminaron las clases. Era viernes, ya nadie volvería hasta el lunes. Nadie excepto las limpiadoras. Cuando fueron a limpiar el gimnasio, se repartieron el trabajo y a la pobre limpiadora que le tocó el aseo de las chicas le sorprendió algo que la hizo gritar. La otra limpiadora al escuchar el desgarrado grito de su  compañera, se apresuró a dejar todo y correr a donde ésta se encontraba. Cuando al ver todo cubierto de de sangre y una palabra escrita en la pared con la misma, palideció. <<Muerte>>  Esa era la palabra que tan terroríficamente quedó escrita en la pared.
En ese mismo momento entró por la puerta una chica con una camiseta blanca y toda manchada de "sangre". Probablemente,-o al menos eso pensamos-, una de las chicas se fué en el momento que más embelesados estábamos con la historia, se cambió y volvió. Eso fué lo que creímos.
Eso sí, lo que si es verdad es que en nuestro instituto sí se escuchan a veces cosas extrañas, pueden ser graciosas para nosotros pero muchas veces no sabemos quién o qué las hace ni dónde ni cómo. Las puertas, tan lentamente y con ese crujido típico, se abren y no hay nadie al otro lado. Y en esos escasos momentos en los que toda la clase está en silencio, que parece estar dodmida y suena un portazo, a lo lejos pero no tan lejos, con la suficiente fuerza como para hacer que todos demos un respingo hacia atrás. O esos cortos apagones de luz, que aunque son breves pueden poner el vello de punta con la triste iluminación amarillenta en la clase, que también tiene la pared amarilla, bueno, la mitad, la otra mitad es de un color blanco hueso, con esconchones y comido por la humedad, con algunas torpes grietas que con solo tocarlas se cae un trozo de pared. O esas inquietantes pintadas en la pared del recreo, algunas, con mensajes tan terroríficos como: <<Moríos todos p**** profesores>>.
Sin duda alguna, el mejor instituto, un instituto para pasárselo de miedo.


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